Lágrimas negras brotan desde mis profundas cuencas oculares.
Cicatrices diluidas en cada trago amargo, lágrimas negras y soledad...
Un trago amargo no despertar en tus brazos, no despertar junto a tu cuerpo..
No poder rozar mi boca con tu espalda
No poder dormir contigo como lo hice durante mucho años, aunque lo apesadumbrado de la noche, no se me borra.
Regreso a ese tiempo, a ese momento, a ese instante en el que nuestras manos estaban entrelazadas.
Y sin embargo, tu un buen día decidiste marcharte y dejar atrás toda nuestra historia, todo nuestro gozo, toda nuestra felicidad, todo lo que nos hacía seguir teniendo esperanza, seguir viviendo seguir siendo estos y no aquellos indiferentes hasta nuestra propia existencia...
Indiferentes al mundo, indiferentes a decir, nos necesitamos, nos amamos, nos gozamos, nos disfrutamos.
No ha habido una persona como tú, y quizá no la haya, al menos no en esta vida, ni en este tiempo, ni en este instante...
...Scentio ergo sum...