Nec ego ipse capio totum, quod sum

domingo, 14 de julio de 2013

Conociéndote





Estaba esperándote del otro lado del mundo, dibujando sonrisas en los árboles y en las nubes.
Cayendo las hojas de los árboles nostálgicamente sobre los tejados, señal de que ya no volverán ha ser las cosas como antes, como si en un segundo todo cambiara de sitio, comienzas a darte de cuenta que las promesas antes ofrecidas están internamente vacías de sentido y de lógica, también reflexionas sobre tu andar en esta tierra.
Todo empieza a tomar un tinte de melancolía, no sabes si al llegar a casa te buscara y te dura que sólo estaba algo cansado y que no sabía lo que decía pero espera estar contigo, el tiempo que la vida les conceda sin pensar siquiera en un futuro próximo, sólo te interesa saber que eres quien ilumina su día que necesita oír tu voz todos los días, que le emociona imaginar como es tu olor y como será el sabor de tus labios, como las vanalidades terminan por echarse al excusado y descubrir que lo que los mantiene unidos no es sino la energía que emana de sus cuerpos y se entremezcla demostrando que no existe el tiempo ni espacio.
Es cuando te das cuenta de los misterios de la vida. Lo interesante es que se diera cuenta de lo que vez a través de sus ojos.
Vivimos tan encerrados en nuestras pasiones humanas que olvidamos que frente a nosotros se despliega un infinito de posibilidades y que en un segundo, tu vida puede cambiar si tu decides que así lo sea.